Matilde Múzquiz ha sido una de las mujeres más relevantes vinculadas al Museo de Altamira. Un hecho que se manifiesta tanto en su trayectoria investigadora como refleja su tesis doctoral donde propone la teoría sobre la autoría única del Techo de Policromos como en su faceta investigadora y experimental en torno a materiales y técnicas del arte rupestre. Un hecho que le permitió aunar un gran conocimiento que plasmó en numerosas réplicas de Altamira, entre ellas, la Neocueva. Se establece así un vínculo más profundo entre el Museo de Altamira y Matilde Múzquiz. Por tanto, resulta fundamental poner en valor su figura con este espacio dedicado a su persona y recorrido.
La casa fue construida en estilo montañés, tendencia historicista popularizada a principios del siglo XX basada en la revisión del pasado y la tradición nacional y regional. El edificio se erige así como una arquitectura noble en el medio rural, donde el tratamiento de los materiales y las dimensiones conferidas ofrecen un semblante señorial a la construcción.
A través de los materiales expuestos recorremos el devenir de una obra que, tras varias reformas, alberga espacios y servicios necesarios para la conservación de la cueva de Altamira.
Fotografía de Matilde Múzquiz en el exterior de Altamira. Fuente: Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira