Retrato de María Sanz de Sautuola , obra del pintor Luis Mosquera. Fuente: página del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira.
El proyecto Vínculos propone al visitante un espacio en el que conocer otras personas, vivir otros momentos, acercarse a otro patrimonio, íntimamente ligados con la cueva de Altamira y su museo. Un rincón, como si de una pequeña cápsula se tratara, en el que conectamos con aquello vinculado a Altamira.
En esta ocasión, el espacio Vínculos nos acerca la figura de María Sanz de Sautuola a través de un retrato, obra del pintor Luis Mosquera, donado por la familia Botín-Sanz de Sautuola al Museo de Altamira. María, siendo niña, acompañaba a su padre, Marcelino Sanz de Sautuola en sus exploraciones a la cueva de Altamira, y en una de esas jornadas, en el año 1879, guiada por la curiosidad infantil, se adentró en la cueva descubriendo las pinturas de la que, aún hoy, sigue siendo una de las cavidades más sobresalientes del arte rupestre paleolítico mundial.
María Sanz de Sautuola (ca.1870-1946) se casó con Emilio Botín en 1896 y tuvo cinco hijos. Dedicó su vida a su familia y a la beneficencia, ya fuera desde la Junta de Damas del Ropero de Santa Victoria o como presidenta de la Junta de señoras para el mejoramiento moral y social de la clase obrera. Fueron varios los episodios a lo largo de su vida en los que rememoró su afamado descubrimiento, como cuando en 1921 asistió a la inauguración de la Exposición de Arte Prehistórico Español en la Biblioteca Nacional de Madrid o a los homenajes a su padre que se rindieron en dicha exposición o en la propia cueva, en el monumento que le dedicó el Ateneo de Santander.
Sin duda, estamos ante una mujer que cambió para siempre la forma de acercarnos al estudio de nuestro pasado más remoto.