Eduardo Chillida – Godofredo Ortega Muñoz. Fuente: Museo de las Bellas Artes de Bilbao.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao celebra el centenario del nacimiento de Eduardo Chillida por partida doble. Por un lado, el museo cedió en préstamo temporal Lugar de encuentros IV (1973), una de las esculturas más emblemáticas de su colección que se puede disfrutar en Chillida Leku hasta la culminación de la ampliación proyectada por Foster y Uriarte.
Por el otro, durante el verano de 2024 el museo acogerá una exposición en la que el historiador Javier González de Durana propondrá un cara a cara con sugestivas analogías formales entre Chillida y Godofredo Ortega Muñoz, recordando que la primera exposición individual del pintor tuvo lugar en el museo en 1957 y que un año más tarde Chillida obtendría el Gran Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Venecia.
Eduardo Chillida - Godofredo Ortega Muñoz
A pesar de ser de generaciones diferentes, Chillida y Ortega Muñoz coincidieron personalmente en diversas ocasiones y también formando parte de exposiciones durante las décadas de 1950, 1960 y 1970. Además de usar distintos materiales y técnicas
-Chillida predominantemente escultor y Ortega Muñoz, pintor- se movían en registros y con propósitos muy alejados entre sí, en mundos que conceptualmente tenían escasa o nula relación.
Chillida representaba hacia dónde se iba –la invención de un lenguaje abstracto personal– y Ortega Muñoz, de dónde se venía –el realismo en los géneros comunes de la pintura-. Nadie vislumbró entonces alguna clase de vínculo o familiaridad entre ellos, sino más bien una contraposición.
Sin embargo, pasado más de medio siglo y superadas las simplificaciones teóricas que relacionan realismo con tradición y estancamiento, y abstracción con vanguardia y progreso, hoy se puede reconocer la existencia de un fondo común de modernidad que cada uno alcanzó a su manera y, en ocasiones, mediante soluciones formales y compositivas cercanas entre el universo formal de las esculturas, dibujos y grabados de Chillida y los paisajes pintados de Ortega Muñoz.
Además de esta voluntad de modernidad, les une ser poseedores de una personalidad ajena a modas y grupos, y la defensa coherente de sus búsquedas y hallazgos artísticos.
Fuente: Museo de Bellas Artes de Bilbao.